miércoles, 15 de septiembre de 2010

Tristitiae Velata Mia Erit

El tiempo es la sustancia de la vida. Inasible, sólo sabemos que todo lo consume, y reina inevitable e imperceptible. Se lleva físicamente en las marcas de la piel que se acumulan a lo largo de los años irrevocables en el espejo que nos mira. Rige en el alma con la mano de la memoria y la del olvido, orquestando también la pena, la alegría, la esperanza, la desazón.

Hoy ha comenzado a regir nuevamente para mí el tiempo. El tiempo se siente en la noche, que una vez más se vuelve un cuadrado de luz mortecina sobre el cielo raso y los muros de una habitación. El tiempo lento de la noche pasa sobre la cama en la que miro insomne una cara que ya no esta más, que flota como el humo de mis bocanadas sobre el despertador silente que marca el avance de los minutos, de las horas, de los días.
El tiempo de la noche será del todo mío ahora, mío y de unas manos que no tomarán las mías, de unos labios que no besarán los míos, de un cuerpo que no dormirá a mi lado y de una voz que no me dirá que me quiere. Lloverá y la lluvia ya no será mágica como lo fue durante el corto lapso de este invierno, sino de nuevo quiltros y las calles vacías y charcos y frío.Quizás oculte mis lagrimas, pero no me traerá consuelo.

Rey primigenio, tiempo que todo lo consumes, sé que esto también se consumirá. Todo muta bajo tu influencia: se te conoce también bajo el nombre fortuna, y eres también la mano que mueve la rueda. Pero sé que mi propia, cándida e impensante torpeza me ha traído esto, como siempre. Nada puedo argüir, sólo esperar que este tiempo aciago pase. Mientras tanto, se instala entre mis costillas un peso que se irradia a mis miembros y se parece al cansancio. Esperar que llegue el día, y con él, las preocupaciones y la mecánica de existir. Mirar una foto solitaria que se conserva y el teléfono sin mensajes, sin llamadas. Recordar tu velador lleno de remedios, tu boca diciendo "sal de aquí" y la puerta cerrándose... Echar de menos un día y luego el siguiente tu silueta y tu mirada y tu enojo y los anteojos que me miran con una sonrisa... Caminar por la calle sin poder decirte guapa porque no estas...

Si todo esto recién comienza,

Qué el tiempo pase sobre esta pena y la difumine. Es implacable. Quisiera compartirlo contigo.

Te quiero.

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